Ha de ser digno
Ser maldecido
Por lo inesperado
Y lo no querido,
Cuando florece
Esta época divina,
Cuando te rodean
Manos infinitas,
Unas de principio
Maldiciendo a carcajadas,
Y otras maldiciendo sólo
Hasta llegar al final
De su palma.
¿Qué me espera ser después?
Después de todo,
Después de nada,
Después de agazaparme
Y asomar las pestañas
Fuera de lúgubres sonrisas,
Que iluminan rostros,
Que caen
Y cuelgan esclavizadas
De otro rostro…
Pero,
Qué más podría esperar ser,
Ya soy el resultado
De factores alterados,
Siguiendo el orden mismo
Del caos de mi alma,
Convirtiéndome en máscara
De sus propias máscaras.